Quienes me conocen saben que me gusta orar a todas horas: no necesito mucho espacio ni tiempo. A veces la oración es sólo levantar los ojos al cielo y ver el sol radiante y decirle: Buenos días hermano sol!. Otras es ver una persona pidiendo en la escalera de un bar y darle unas monedas diciéndole: Dale las gracias a Dios, no a mi.
Y la semana pasada, en mi grupo carismático sucedió algo que debo compartir, pues la fe es para eso para compartirla. Explico:siempre empezamos con cantos de invocación al Espíritu Santo, para que venga a nosotros e ilumine las enseñanzas que vamos a recibir, después se canta al Hijo pidiendo apoyo y guía para nuestros pasos. Y finalmente, "entramos en materia": comenzamos la alabanza al Padre. Esta parte es la más prolongada siempre, muy sentida por todos, aquí nos vamos expresando entre cantos y estribillos sobre aquello que el Espíritu nos ha hecho entender. Pues ahí fue donde tuvimos todos los miembros del grupo un momento muy especial: fue algo difícil de expresar, como lo hablamos después, al hacer la meditación de la lectura: yo sentí un impulso muy fuerte de cantar de pie, así como mi compañero Tono, fue como un resorte, pues nos levantamos los dos a la vez, dando palmas y cantando a pleno pulmón (yo es que canto muy mal para mis oídos, así que ya os podéis imaginar) y sentíamos un ansia de bailar y comprendí entonces esa palabra que aparece tanto en los salmos como en el AT: exultar, exultaré...Fue como una claridadd, como un entrar en el Conocimiento de Dios, fue algo inenarrable.
Y al terminar la alabanza nos sentamos como arrobados, pero al mirar las caras de los otros me di cuenta de que todos estaban también como en éxtasis (no encuentro mejor descripción).
Una de las servidoras del grupo, cuando ya habíamos hablado de la lectura, nos empujó a hablar de la experiencia y fue maravilloso ver cómo todos, digo TODOS, habíamos experimentado algo muy fuerte e indescriptible: uno lo sintió como calor, otra como fuego, un tercero dijo sentir algo rozando sus brazos y otros que algo le había cantado al oído....todos habíam,os tenido una experiencia asociada al Espíritu Santo diferente, pero vívida, tangible.
Amigos, ya se que muchos dirán: "esos carismáticos"...pero yo sólo describo una experiencia sucedida durante la oración comunitaria para que vean cómo aún siendo pecadores, aún siendo los más imperfectos, cuando unimos nuestras voces y almas e invocamos al Espíritu de Dios, éste se puede manifestar.
Así que ya saben: nada hay como alabar a Dios: por todo y por todos, por las cosas que tenemos y por las que no, por nuestros amigos que nos aman y por los enemigos, que nos recuerdan que no somos perfectos.
Yo canto todas las mañanas con Marcos Wytt, un cantautor cristiano evangélico que me encanta: sus canciones me sirven para adorar a Dios de forma alegre e intensa, son como oraciones, pero sin peticiones superfluas que me entretengan: sólo alabar. Y es una sensación fuerte y que me renueva a diario cantar al Señor por todo lo que me da.
Así que: ¡alabemos al Señor que ha hecho en nosotros maravillas! Un abrazo a los que pasen por aquí.
lunes, 30 de diciembre de 2013
sábado, 14 de diciembre de 2013
¡¡¡¡Que llega la Navidad!!!!
¡Y yo perdida de mi blog! He estado muy disociada entre unas cosas y otras, tampoco tenía mucho que contar, pues este año que termina ha sido muy duro laboralmente y me ha agobiado un poco. También he perdido mi norte fundamental en internet, mi amigo Arcendo y la verdad es que se me encogieron las alas de la ilusión...para qué contar tristezas?!...en fin, que ya tenemos la Navidad a las puertas y hay que sacudirse la morriña y el polvo del camino y preparar el corazón para recibir al Hijo de Dios.
Para mi la Navidad siempre es motivo de alegría: me gustan los villancicos, las luces, los Belenes; pero sobre todo me inunda la alegría de la espera, que es la esperanza de que Jesús nació pobre, un pesebre, por mi y por cada unos de nosotros.
Hoy traigo este poema y foto cedida por el blog Reflejos de Luz., que me ha gustado mucho y lo transcribo:
Preparado para que, cuando Tú llames, yo te abra
Despierto para que, cuando Tú te acerques, te deje entrar Alegre para que, cuando Tú te presentes, veas mi alegría QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR Que, el tiempo en el que vivo, no me impida ver el futuro Que, mis sueños humanos, no eclipsen los divinos Que, las cosas efímeras, no se antepongan sobre las definitivas QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR Y que, cuando nazcas, yo pueda velarte Para que, cuando vengas, salga a recibirte Y que, cuando llores, yo te pueda arrullar QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR Para que, la violencia, de lugar a la paz Para que los enemigos se den la mano Para que la oscuridad sea vencida por la luz Para que el cielo se abra sobre la tierra QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR Porque el mundo necesita ánimo y levantar su cabeza Porque el mundo, sin Ti, está cada vez más frío Porque el mundo, sin Ti, es un caos sin esperanza Porque el mundo, sin Ti, vive y camina desorientado QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR Prepara mi vida personal: que sea la tierra donde crezcas Trabaja mi corazón: que sea la cuna donde nazcas Ilumina mis caminos: para que pueda ir por ellos y encontrarte Dame fuerza: para que pueda ofrecer al mundo lo que tu me das Quiero estar, en vela, Señor Entre otras cosas porque, tu Nacimiento, será la mejor noticia de la Noche Santa que se hará madrugada de amor inmenso en Belén. ¡VEN, SEÑOR! |
Pues ¡que la luz brille en nuestro corazón, que no se apague la llama de la esperanza y nos mantengamos despiertos para recibir a Jesús!