viernes, 28 de marzo de 2008
A veces no se pueden hacer realidad todos los sueños...
Lo que más quería tener era una bici, cosa que no me fue posible hasta el año 1991 en que salí trabajadora destacada y me dieron una bicicleta china, que pesaba más que un ataud con muerto y todo, y con la cual hacía frecuentes recorridos por los campos y playas de Bahía Honda, lugar donde estaba trabajando en esas fechas. Aquello era un sueño hecho realidad que llegó tarde, muy tarde, pues era una época mala para el forraje y al final la cambié por un cerdito precioso, que al alcanzar las 140 libras me sirvió mejor que el medio de locomoción del que había salido.
Desde luego, como niña activa y juguetona que era, también lloré por un juguete vivo y que se interrelacionara conmigo: por supuesto que hablo de un perro. Me dio la costumbre de recoger todo perrito solitario y abandonado en las calles de Consolación. El problema era llegar a casa: estaba prohibida la entrada de manera que siempre tenía que devolverles al lugar de origen.
Los gatos siempre me dieron yuyu y además, con el asma y las alergias no podía arriesgarme a cuidar un animalito que, por demás, no son muy dependientes del ser humano. Gracias a mi esposo tuvimos dos dogos alemanes, cuyas fotos ya colgué en su día en esta página. Ahora sólo nos queda Jara, de 8 años, pues el macho, Otto, murió hace unos meses. Han sido grandes compañeros nuestros y nos han dado un amor desinteresado y profundo como pocas veces te da otra persona.
Ya de adulta, cosa que soy actualmente, me he aficionado a coleccionar muñecas de porcelana de todos los tamaños y estilo. A pesar de ser un hobbi caro, tengo muchas porque me las regalan mis cuñadas y amigos que conocen mi afición. También coleccioné, gracias a la generosidad de mi hermana mayor y su esposo, las figuras de El Señor de los Anillos, que son preciosas.
Bueno y se preguntarán por qué, al principio hablé de los deseos no muy buenos. El caso es que una de mis cuñadas me ha regalado un loro, Lolo, pues había manifestado mi deseo de tener un pájaro. El caso es que desde la Semana Santa lo tengo en casa y ya no se qué hacer para que me acepte. El loro en cuestón chilla como si le estuvieran matando, a cualquier hora, y sin motivos aparentes. Me quiere picar constantemente y me abufa las plumas en cuanto me ve. Yo trato de ser agradable con él pero al loro no le importa que le de buena comidita o le ponga juguetes: en cuanto le hablo carga en mi contra inmediatamente.
No es para llorar, pero sí para desesperarse, después de tantos años tratando de criar un pájaro y que este no no ponga de su parte. Paciencia pido y espero que se adapte a mí, así que tengan cuidado cuando pidan un deseo.....
lunes, 24 de marzo de 2008
¡Aleluya! ¡El Señor ha resucitado!
jueves, 20 de marzo de 2008
Jueves Santo.
"Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
-Tomad, comed: esto es mi cuerpo.
Y, cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias y se la dio, diciendo.
-Bebed todos; porque esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos para el perdón de los pecados."
En Misa recordamos ese momento, pero no sólo son narrados sino revividos: la memoria se hace realidad y presencia.
Respondemos a nuestro párroco cuando nos dice: "Aclamad el Misterio de la redención", con una frase que deberíamos reflexionar a diario, pues es la base de nuestra fe: "Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas".
Yo soy una cristiana conversa, aunque siempre le llevé en mi corazón, nunca dejo de asombrarme en la Eucaristía, pues siento la presencia de Jesús en esa forma que me da el cura y yo le acepto con humildad, y reconozco que "no soy digna de que entres en mi casa; pero una palabra Tuya bastará para sanarme". Insisto diariamente en pedirle "Creo Señor, acrecienta mi fe".
Siempre recuerdo unas palabras del Pobrecito de Asís: "Y, como se mostró a los santos apóstoles en carne verdadera, así también ahora se nos muestra a nosotros en el pan sagrado. Y como ellos, con la mirada de su carne, sólo veían la carne de Él, pero contemplándolo con ojos espirituales, creían que Él era Dios, así también nosotros, viendo el pan y el vino con los ojos corporales, debemos ver y creer firmemente que es su santísimo cuerpo y sangre vivo y verdadero. Y de este modo siempre está el Señor con sus fieles, como Él mismo dice "Ved que yo estoy con vosotros hasta la consumación de los tiempos". Esa es la esencia de la Eucaristía: el lugar donde Dios se hace pan y vino para habitar en nuestros corazones.
Hoy iremos a la Vigilia del Jueves Santo, a esperar, como hicieron sus tres discípulos, en el huerto, a esperar su muerte y resurrección y me gustaría pensar que muchos no nos quedaremos dormidos y que mañana, no seamos muchos los que le demos la espalda, negándole como Pedro. Sobre todo iremos con la certeza de que Jesús nos acogerá en su amantísimo Corazón, que no tiene límites para el amor, perdonando nuestros fallos y deslices, cargando con nuestros dolores y abriéndonos la puerta hacia el Padre, que es el fin al que tiende el hombre.
Espero que paséis un Jueves y Viernes expectantes para que podáis sentir la Resurrección en toda su magnitud, saludos y que el Señor os bendiga a todos.
domingo, 16 de marzo de 2008
Domingo de Ramos en Aljaraque.
Palabra de Dios para el Domingo de Ramos.
sábado, 15 de marzo de 2008
Sor Eusebia Palomino
jueves, 13 de marzo de 2008
Los carnavales consolareños.
Ramón el médico.
martes, 11 de marzo de 2008
Recuerdos de mis vacaciones infantiles....
Yo fui una niña privilegiada porque mi familia era del campo, por una parte y la otra vivía en un cayo, rodeados de agua y salitre. Las vacaciones eran un acontecimiento que te mantenían despierto todas las noches desde que te informaban que ibas a ver a los abuelos y tíos y a un batallón de primos con los que jugar, correr, saltar y de vez en cuando, practicar el gancho de izquierda.
Los viajes eran una verdadera aventura porque eran algo así como ese dicho cubano que dice "cruzar el Niágara en bicicleta", pues los billetes del autobús no eran muy fáciles de conseguir y después tenías unas 18-20 horas de viaje. Yo era muy juguetona y siempre perdía cosas en los viajes, desde el vaso de beber agua, hasta el abrigo de paño de salir. Y qué decir de los juguetes. Muchos niños disfrutaron de los que dejé olvidados en las terminales o en los autobuses.
Mis abuelos maternos vivían en Las Tunas, un lugar que reconozco en muchos pueblos andaluces: casas a ras de la acera, sin portales, entradas enrejadas, con plantas por doquier. Y patios llenos de luz y azulejos, con pozos o aljibes en su centro. La casa de mis abuelos era así, amplia y con dos patios. Mi abuela tenía plantas y patos en el solar y mi abuelo criaba palomas "buchonas" y mensajeras. Recuerdo que siempre traté de entender el lenguaje de las palomas, pues cuando hacían curr, curr yo creía que me estaban dando un mensaje y mi abuelo disfrutaba haciendo historias de aparecidos y cocuyos y animales que hablan. Lo típico de las leyendas campesinas: totalmente fantásticas y muchas veces tan escalofriantes, que no te dejan dormir.
Cuando había matanza se juntaban todos los tíos (7 en total) con sus respectivas esposas e hijos. Aquello era el no va más...Se hacía arroz congrís, morcillas, carne frita y muchos chicharrones de viento. Los primos andábamos buscando la oportunidad de coger cualquier cosa, mientras los mayores hablaban entre ellos. Mi abuela se ponía algo furiosa, pero creo que era como un papel que tenía que representar, porque después te llamaba aparte y te daba algo de su delantal. Era genial.
Recuerdo los vecinos, que eran muy amables y cada vez que íbamos, preguntaban cómo nos iba la vida. Y recuerdo los perros más famosos del barrio: Campeón, que era el de mi abuelo Rafael y León que era de los vecinos de enfrente. Ambos se pasaban la vida peleándose y como yo era una niña muy inquieta y con una gran personalidad, la mayor parte de las veces, se peleaban por mí. ¡Que suerte!.
Recuerdo una ocasión en la que viajé con mi tía Mirta al campo, a caballo. Fue un viaje inolvidable, no solo por el dolor que sentí después que me bajé de aquel caballo, sino por lo peligroso que era el camino. Yo iba detrás de mi tía, que era una gran amazona y le estrujaba tanto la cintura del miedo que me dijo: "Hija, si no me mata esta bestia, lo harás tú". Evidentemente se me quitó el miedo del tirón.
En la finca de sus padres todo era bello, interesante y nuevo para mis ojos, pues tenían una fábrica de quesos y unas vacas enormes con unos cuernos que podían ensartar a tres mariselas juntas y que, sin embargo, al ponerlas a ordeñar, se dejaron tocar. No se por qué pero yo siempre había sentido una gran afinidad por esas vacas solidarias que daban su leche para que los niños pudiesen desayunar y al verlas allí, tan cerca me sentí muy especial. Cosas de niños!!!!
Aquella excursión, no obstante terminó algo mal para mí, porque de tanta bola de queso que comí (eso es queso fresco, muy fresco) me empaché y tuvieron que mandar a buscar a un vecino (que vivía unos km más allá) para que me "pasara la mano". Creo recordar que estuve por allí unos 7 días, pero fueron perfectos, dentro de mi memoria infantil, son de los mejores que atesoro. Para el que no lo sepa, el pasar la mano es un remedio casero de los más efectivos que hay: te dan un masaje por los músculos de las piernas, con aceite, y se te quita la mala digestión. Es cierto porque yo he podido comprobarlo, de echo se lo hice en Lanzarote a un médico que se quedó con la oca abierta. Él que es agnóstico, según su definición, estuvo una hora diciéndome que era bruja, hasta que le conté de dónde venía el remedio. La efectividad se basa en la relajación de los músculos, que a su vez relaja los nervios y eso influye de alguna forma, sobre el intestino. Si alguien sabe mejor respuesta que la diga.
La finca era grande y tenía unos potreros llenos de "vacas bravas" o "fajadoras" y nos entreteníamos corriendo de un árbol a otro evitándolas. Los niños del lugar eran fieras, pero la niña de la ciudad no se quedaba detrás. Recuerdo que nos subimos en una higuera, que allí son enormes árboles tropicales y nos retamos a ver quién subía más. Al final quitamos la cuerda y bajamos como pudimos, hasta que Rolando, el hermano de mi tía, bajó al resto a base de correazos. Fue muy divertido!!!sobre todo para el que logró escapar y reírse de los demás.
Es posible que continúe.....
lunes, 10 de marzo de 2008
La fiesta de los quince.
domingo, 9 de marzo de 2008
Carta a mis lectores
Dicho esto voy a aclarar algunos puntos: este blog no pretende ser un foro político ni como estandarte ni como copia de las ideas de nadie Sólo escribo sobre mis vivencias, que son únicas, como único ser humano que soy. No quiero ofender a nadie con mis escritos pero tampoco estoy dipuesta a que se me juzgue y sancione sin conocer. Tengo muchos defectos como cualquiera pero soy coherente con lo que pienso.
Dicho esto aclararé algo: salí de Cuba porque me asfixiaba el clima de hipocresía que reinaba en la sociedad cubana, en el seno del Partido Comunista, en los luengos e insustanciosos discursos que bombardeaban un día sí y otro también. Esa fue mi realidad. ¿Que hay miles de realidades? Estoy de acuerdo, pero la mía fue esa.
Y esta aclaración me recuerda, muy a mi pesar, una discusión que tuve con otro cubano, en el año 2000. Era médico como yo, se había fugado por Francia y era hijo de un destacado médico "de los de antes" (¿recuerdan esa frase coloquial tan frecuente?). Él me dijo que había pasado hambre en Cuba desde que era un niño porque a ellos se lo quitaron todo y yo airada le contesté que eso no era así, que de niños estábamos bien, que el dinero alcanzaba y que mis padres siempre encontraron qué poner en la mesa. No voy a contar todo lo que nos dijimos porque fue doloroso, sólo que nunca más nos hablamos. Mi esposo, que es un gran hombre, me abrió los ojos demostrándome que nunca llueve para todos por igual. Y tenía razón: yo fuí criada por comunistas y educada en la escuela del igualitarísmo, no podía entender a ese cubano al que, desde que nació, se le quitaron muchos derechos, sólo por ser hijo de quien era ( nada de gusanos ni contrarrevolucionarios, simplemente personas con ideas diferentes). Creció en una familia a la que se le quitó todo, hasta la religión, porque si ibas a la Iglesia no te daban carrera. Eso espero que lo recuerden los que me estén leyendo.
Otra aclaración: estudié medicina porque me quemé las pestañas desde que estaba en la primaria, no porque me lo regalara nadie. Si lo hubiese hecho igual en España me habrían dado un beca pues estuve entre los primeros lugares de mi promoción al final del Preuniversitario. Y no me lo dieron de balde pues también tuve que ir todos los años de carrera a trabajar al campo, con asma, neumonía, giardias y lo que se me pusiera delante y sin cobrar un quilo prieto partío por la mitad. Me cansa la gente que está constantemente repitiendo la cantinela de que si no fuera por la Revolución, cómo hubieses estudiado, cómo serías, cómo fueses, cómo, cómo, cómo. Pues eso no lo sabe nadie, así que no me interesa hacer cábalas de ese tipo, sólo podemos saber lo que ya hemos vivido: "el futuro es incierto, Angin sam, sólo el presente importa" (no he podido evitarlo).
Cuba me ha dado mucho: mi nacionalidad, mi cultura, mi forma de ser caribeña, cosas de las que estoy y estaré orgullosa mientras viva. Lo que no quiero es que se confundan los términos: uno puede ser patriota, pero no comulgar con las ideas que proyecta un gobierno que lleva cincuenta años viviendo del cuento. Es lo que creo con mucho respeto para los que piensen diferente. Yo sencillamente me cansé un día de ser manipulada, de aplaudir sin ganas, de fingir que "todo va bien" y "manden más que vamos ganando".
Vivo en un país donde no me vigilan constantemente si digo algo contrario a la idea general, donde puedo escoger entre más de un partido político y dentro de ese, los delegados que más se ajusten a mis ideas de economía, desarrollo social etc.
Por tanto y espero no tener que aclararlo otra vez: escribo desde la libertad que me da una sociedad madura y libre.
Gracias, Marisela.
viernes, 7 de marzo de 2008
Consolación del Sur
Un angel ha llegado al cielo.
La sombra de la muerte.
Da verguenza ajena conocer las formas de mentir que se buscan aquellos que quieren llevar a los vascos por el camino de la venganza y el separatismo. Da igual que se tenga una anomalía genética en sangre o que crien un ganso que sólo crece allí, como da igual que hablen un idioma que no tiene raíces aparentes. Lo cierto es que Las Vascongadas son españolas como que el sol no se puede tapar con un dedo. Y miles de dedos son los que tendrían que estar señalando a esos que aprietan los gatillos, llevándose vidas inocentes. Miles de dedos y miles de manos blancas deberían estar ahora mismo condenando a los asesinos & cía, colaborando para que no puedan hacerlo más, para que no tengamos que estar ante otro crimen, impotentes ante la maldad. La sombra de la muerte ha planeado sobre España para amilanarnos, para amedrentarnos, para que vayamos a las urnas con el corazón encogido, pero yo digo: este es un país con mucha historia, con mucha gente sencilla y noble que no se rendirán ante la ignominia y la rabia terrorista, que recogerán el guante y lucharán para que no queden crímenes como este impunes ni olvidados. Esto también es memoria histórica.