Cuando se cierra el mercado y todos vuelven, entre el crepúsculo,
a sus casas, me siento al camino, a verte, Señor, pasar en tu barca,
que va cruzando el agua oscura, con el rayo de poniente en la vela.
Miro tu figura silenciosa en pie, en el timón,
y de repente, cojo tus ojos mirándome y dejo de cantar;
y te llamo, que me lleves a la otra orilla.
Rabindranaz Tagore.
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