lunes, 21 de julio de 2008

Hace rato que somos iguales.

Me asombré cuando el Sr Zapatero creó un Ministerio especial para tratar de la igualdad entre hombres y mujeres, entre los diferentes estratos de nuestra sociedad; pero cada día que pasa se me queda más "cara de pócker", pues no pasa un día sin que salgan noticias sobre la titular del susodicho ministerio. La Sra Aído tiene una forma críptica y misteriosa de plantear sus ideas o, en el mejor de los casos, sigue al pie de la letra la forma enjundiosa (no por culta) de su jefe. Y es que, a estas alturas de la historia de este país, es poco profundo hablar de desigualdades entre los sexos en el ámbito privado y familiar. Una de las primeras cosas que me gustó de España cuando emigré fue precisamente lo poco machista que son los hombres españoles, sobre todo los jóvenes. Veo a muchos padres cuidar de sus hijos para que la madre trabaje, llevan a sus niños al médico, les dan de comer, ponen la lavadora y friegan el suelo. En mi opinión veo solidaridad en la mayor parte de los hombres españoles. Otra cosa es que no lo hagan "tan perfecto" a como lo hace una mujer, y esto no es una opinión a la ligera: es fruto de mis preguntas directas y el estudio de la sociedad que me rodea.

Se que muchos pueden sentirse ofendidos por mis ideas: si es mujer puede que no le guste porque me tachan de ser un poco conservadora, si es hombre, puede que se disguste por ser muy directa al criticarles. Pero nunca llueve igual para todos. Pues yo soy de la opinión que los sexos tiene igualdades pero también tienen roles sociales diferentes. Creo que en la mujer sigue recayendo el grueso de la responsabilidad familiar porque es la encargada, la responsable por así decirlo, de la transmisión de los valores familiares, y eso lo hace de forma callada y constante, y es capaz de combinarlo con un trabajo fuera de casa. El hombre siempre será el pilar, la base y el elemento equilibrante de una casa. Un ejemplo sencillo: las mujeres siempre sabemos lo que queremos comprar, el color de la pintura que hay que dar, en qué vamos a gastar el dinero; pero es el hombre el que nos impide (léase el que evita) comprar a la ligera, llevarnos lo primero que vemos, o mandar al niño a un equipo de juegos o deportes que nos gusta a nosotras pero que no le convienen.
La felicidad en una familia no está en "quién lleva los pantalones" para los demás, sino en en la forma en que se repartan las tareas y en esto yo no veo mucho machismo por aquí. Hablo de familias normales, de trabajadores que dependen de sus sueldos y envían a sus hijjos a escuelas públicas. Creo que si el Gobierno se preocupa de estos temas debe hacerlo de forma externa, no inmiscuirse directamente en la idea personal que pueda tener uno u otro acerca de su modelo de familia, pues eso es privado. Sí deben tomarse medidas educativas para evitar las actitudes violentas y legales para castigarlas una vez hayan sucedido. Creo en la contundencia de las leyes, es lo único que puede hacer desistir a una persona de hacerle daño a otra. Y debe ser ejemplarizante, proporcional al daño infligido.
Espero que nadie se sienta ofendido: sólo es una reflexión en voz alta.





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