jueves, 21 de agosto de 2008

Reconfortar en la tristeza a los dolidos de estos días.

Siempre es duro perder a un allegado, a un hijo o a un amigo. El dolor siempre tiene en sí la misma intensidad, pero las circunstancias de la pérdida hacen variar nuestra percepción. Cuando perdemos a un ser querido de forma brusca, inesperada no tenemos tiempo de "hacernos a la idea" de la desgracia que significa. Casi siempre en los primeros momentos permanecemos con el alma y el cuerpo "como anestesiados", no somos capaces de reaccionar llegando ,incluso, a bloquear la capacidad de llorar. Sólo con el paso de los días empezamos a reconocer la pérdida, pues comenzamos a pensar en las consecuencias de la misma: el vacío que nos deja. Pero el tiempo y la aceptación de la desgracia siempre llegan y tenemos que reponernos para continuar. Muchas veces hay otras personas que dependen de nosotros por lo que no podemos sentarnos a sufrir todo el tiempo, desentendiéndonos del resto. Siempre es doloroso pero las personas que tenemos fe confiamos en la trascendencia de la vida, en el triunfo sobre la muerte y confiamos en que nuestro allegado esté en un lugar mejor. Siempre recuerdo las palabras de Juan Pablo II:"No tengáis miedo". Porque un día estaremos juntos y ya no habrá dolor y seremos parte del Todo con el Único. La muerte es sólo un paso que hay que dar para llegar a Él, y es dolorosa y traumática muchas veces, pero si pensamos en que hay algo más después de ella, estaremos mejor preparados. Recemos por todos los difuntos, oremos a la Virgen Madre de Dios y Madre nuestra para que les guíe. Y oremos para que las familias puedan recomponerse, para que tengan fe y fuerzas en esta horas amargas. Me gustaría reconfortar a todos y cada uno de ellos pero no es posible por eso pido la cooperación de los que lean este post para rezar por todos aquellos que, de una u otra forma, se han visto involucrados en estas horas de dolor. Apoyarles como sabemos hacer los cristianos: esa es nuestra labor en estos momentos.

1 comentario:

Nina dijo...

Estamos con ellos y ojalá pronto les llegue la paz. Perder a alguien es muy duro, pero Dios da el dolor y también manda el consuelo. Bendiciones para todos