----Cuando el joven rabino sucedió a su padre, todo el mundo empezó a decirle que no se parecía en nada a éste.
"Al contrario, replicaba el joven, soy exactamente igual que el viejo. Él no imitaba a nadie, y yo tampoco".----
¡Sé tú mismo! Guárdate de imitar la conducta de los "grandes si no posees la disposición interior que a ellos les movía a obrar.
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-----Una mujer se quejaba ante una amiga suya que había ido a verla de lo desaliñada y poco cuidadosa que era una vecina suya. "¡Tendrías que ver cómo lleva de sucios a los niños...y cómo tiene la casa! Es una auténtica desgracia tener que vivir con semejante vecindario... Echa una mirada a la ropa que tiene tendida en el patio: fíjate en las manchas negras que tienen esas sábanas y esas toallas..."
La amiga se acercó a la ventana, miró hacia afuera y dijo: "A mí me parece que esa ropa está perfectamente limpia.Lo que tiene manchas son tus cristales".
Con demasiado frecuencia vemos a las personas no como ellas son, sino como somos nosotros.
Extraído del libro La oración de la rana, de A. de Mello, Ed. Sal Terrae.
En otras entradas me referiré a sus libros, pues están llenos de sabiduría y enseñanzas para la vida.
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