lunes, 18 de febrero de 2008

Comentario de Marisela.

¿Por qué cuelgo estos pensamientos?. Primero porque me gustan y son la base de mi humanidad, pero casi que antes de eso, porque quiero compartirlo con Uds: vosotros, como yo, sois sarmientos. Independientemente de que lo sepan o no, somos hermanos y nuestra savia es la misma. A veces, en mi trabajo como médico, veo personas separadas de los demás por el desamor del que habla Madre Teresa. Están solos con su enfermedad; pero noto que lo peor no es el sufrimiento físico; sino el estar solos, por circunstancias de la vida unas veces, o, mucho peor, por el abandono familiar. Eso me lleva a preguntarme: ¿es la vejez el momento que marca la Naturaleza o el Mundo o la Ciencia u alguna otra cosa en la que se basa la vida "moderna", "actual" o "civilizada", repito ¿es el momento propicio para abandonar a su suerte a nuestros mayores?. Es triste ver cómo se apaga la vida en un ser querido o en un conocido o en un paciente al que llevamos años tratando; pero cuando esto sucede en el seno de una familia amorosa y preocupada porque el trance final pase sin dolor y acompañados, creo que nos sentimos reconfortados y sabemos que esa persona a estado acompañada todo el tiempo, cuidada y querida hasta el final.
A veces las personas mayores se vueven "egoístas". Este es un término que a menudo usamos al referirnos a un adulto en su sexta, séptima u octava década de vida. Modestamente creo que cuando uno está en esas edades tiene dificultades para las relaciones, de forma lógica creo, pues muchos de sus amigos han muerto, también está el problema de la memoria. Se recuerda más lo que pasó hace años (memoria retrógrada), que lo que sucedió hace veinte minutos escasos. También influye la personalidad del individuo, que se refuerza con la edad y es lógico que, si a los cincuenta años era difícil de entender, lo será más cuanto más años pasen.
Esto me lleva a pensar que tenemos que procurar una vida justa y equilibrada a nuestros mayores. Pero no puede ser de forma abstracta: ¿qué puedo hacer para que mi vecino, mi tia, mi madre se sienta mejor? En la práctica: dedicarles tiempo, no salir corriendo cuando quieran contarnos una historia, que posiblemente a nosotros no nos interesa en ese momento, pero que a ellos les hace ilusión compartirla contigo. Otra cosa que podemos hacer es estimularles para que salgan con personas de su edad, aunque no les conozcan, en un primer momento, incluso obligarles a participar en viajes, bailes, teatros, actividades que creo, hay a todo lo largo y ancho de este país.
La vejez solitaria es una desgracia, pero acompañada es un regalo de Dios, pues se tienen los años de experiencia, lo que se ha vivido y que lo que quiera Dios darnos, pero con una mano amiga extendida y preocupada por lo que pueda pasar

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi querida Amiga Marisela:
Te felicito por la sencillez con que expones la virtud de la caridad evangelica.
Es deber nuestro,como hij@s y herman@s el procurar el amor , y fomentarlo y aumentarlo y hacer que se desencadene un inmensa explosión de caridad.
Nuestros mayores ya han entregado su vida y la siguen entregando , nos toca continuar con esa cadena de entrega generosa.

Que el Corazón de Jesús nos conceda tener un corazón tan bueno y humilde como el suyo.
Un deseo que lo pido para tí, querida amiga y para todos cuantos nos rodean(conocidos como desconocidos)