viernes, 15 de enero de 2010

Para el día de hoy.




Este poema nos viene muy bien como reflexión al Evangelio de hoy:


Señor, no estoy paralítico como aquel a quien perdonaste;


estoy paralizado, que es bien distinto.

Me encuentro muy a gusto en mi camilla,

paralizado por el miedo a perder las comodidades

que he ido logrando durante muchos años;

las amistades complacientes; el aprecio de mis vecinos.

Mis manos también están paralizadas para ayudar a los demás.

¡Hacerlo sería salir al mundo exterior,

ser consciente de los problemas de los marginados!

Me pregunto, Señor, si no será mi cerebro

y mi corazón los que están paralizados.

Necesito un médico, tú, que me diga como dijiste antaño:

¡Levántate y anda!.
José Manuel Valverde.




Muchas veces estamos encadenados a nuestro inmovilismo, a las costumbres y reglas estáticas, medidas por otros, pero que nos ciegan y paralizan sin dejarnos actuar, aún cuando sabemos que debemos hacerlo. Estos son días duros para todos, pero sobre todo, para aquellos por los que vino Jesús: marginados, pobres, hambrientos. Y nos cuesta mucho, a veces, mover siquiera nuestros pies para ir a cualquier lugar (casa, hospital, trabajo, país, ong etc) a llevar un poco de ayuda. Jesús perdonó al paralítico sus pecados y los fariseos se pusieron de uñas. Entonces Él les hizo ver que, a veces, es más difícil sanar moralmente a un hombre, que físicamente.
Hay muchos corazones llenos de dolor y parálisis, sólo le pido a Dios que no me deje indiferente ante ello. Y que siempre esté presta su mano para levantarme cuando me toque a mí caer.




5 comentarios:

Mar dijo...

Está entrada nos hace pararnos un instante y recapacitar sobre nuestras indiferencia hacia los demás. Siempre se puede hacer un algo más.
Saludos.

P. Enrique dijo...

profundo, profundo post. Solo eso puedo decir el texto es muy sugerente.

ARCENDO dijo...

Un inmejorable poema pra hacer una buena oración... GRACIAS una vez más.
BESAZOS.

Magicomundodecolores dijo...

Amigos: a veces me sosprendo de lo indiferente que podemos ponernos al ver las fotos y vídeos diarios de los notiiceros. Debemos evitar el conformismo, ver lo mal hecho como normal es un pecado, casi tanto como el que lo provoca.
Gracias por los comentarios. Les respondo en sus blogs

Natalia Pastor dijo...

Un preciso poema para reflexionar,Marisela y darnos cuenta de que no podemos ser indiferentes ni ajenos al dolor ajeno, a aquellos semejantes que pasan hambre,necesidad y requieren nuestra ayuda.
Un beso.