Pues bien, pusieron una canción inicial muy linda y después vinieron los testimonios individuales. El padre Esteban y Mónica, de R. María y una chica italiana iban comentando y traduciendo, pues el idioma oficial utilizado fue el italiano.
En primer lugar hablaron dos curas africanos. Ambos sufrieron guerras mientras eran seminaristas, en las que mataron (mejor decir masacraron) a jóvenes a los que habían acogido en su Seminario o eran compañeros de estudio. Y por supuesto, ametrallaron a todo el que se puso por delante. Recordaron cómo los seminaristas agonizaban con el nombre de Jesús en los labios; hubo varios que gritaban, como el Señor: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Cuando terminó la guerra (como siempre, una guerra fratricida entre hermanos de diferentes etnias) estaba un día celebrando misa (contó uno) y vio a algunos de aquellos hombres que habían matado a sus compañeros y alumnos y entonces se dio cuenta de que sin perdón no podría vivir y les perdonó delante del Santísimo. Contaba que desde entonces es feliz y puede ayudar a entender a otros sobre el perdón en Dios. El otro contó lo difícil que le había sido volver a la vocación y cómo Dios le llamó de nuevo, porque nunca dejó de sostenerle en sus luchas internas. Hoy, los dos son sacerdotes consagrados a sus hermanos en Jesús.
Cantó un cura chileno una canción preciosa a María, creo que se llamaba María del silencio. Soy malísima para los nombres, pero recuerdo parte de la letra y era muy linda.
Esta canción ya la puse en otra entrada, pero es que es el broche de oro, la letra es intensa y llena de amor por Dios, digna para cantarla en cualquier momento, pues es una canción que puede ser una oración. Cantémosla pues, llenos de orgullo y amor por nuestros sacerdotes.
Se la dedico especialmente a todos los seminaristas que están actualmente preprándose para ser nuestros futuros pastores...¡que Dios les bendiga y les guíe!
5 comentarios:
Un sacerdote es una bendición del SEÑOR, y una prueba de la asistencia del ESPÍRITU SANTO que suscita vocaciones y mueve a las personas a responder a la llamada del SEÑOR.
Es una alegría comprobar las vidas ejemplares de tantos sacerdotes, jóvenes y mayores, que se entregan al servicio, hasta la muerte, a los demás por amor al SEÑOR.
Es demencial como estas vidas ejemplares no se publican y sólo la de algunos que, como humanos, fallan.
El que sólo quiere ver la paja en el ojo del prójimo, nunca verá la viga que tiene en sus propias narices.
Las nuevas plantillas han mejorado mucho los blogs, y ese es tu caso.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.
Hola Marisela,bueno... como bien dices se termina,pero no es el final.
Mis saludos cordiales.
Gracias por ese apasionado comentario, Salvador, me encanta ver cómo nos unimos para orar por ellos. Un abrazo.
Alter estas perdido!!!me paso a saludart a tu blog.
Querida, rezar por los sacerdotes es un bien necesario, y dar gracias a Dios por ellos también. ¿Qué hubiéramos hecho si Jesucristo no lo hubiera dispuesto así?
Dependemos de su fidelidad más de lo que pensamos.
También venía a felicitar a tu Antonio porque supongo que San Antonio de Padua es su patrono. Hoy le encomendé en la misa por si era así, si no, pues eso gana.
Muchos besitos, querida, Marisela, no te preocupes por mi insomnio, ya que es una deformación de mis tiempos de universitaria que siempre estudiaba por la noche, por eso no me costó mucho acostumbrarme a los desvelos de los bebés...
Ahora ya no tiene remedio.
Felicidades y un abrazo a tu Antonio
Gracias Mili por tus palabras tan lindas y gracias por haberte acordado de mi Antonio, que ayer fue su santo. Se lo diré mañana cuando hablemos.
¿Ya has visto la película del padre Pablo? Es una experiencia que te renueva y te alegra, te da más razones para creer.
Un beso y bendiciones
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