domingo, 23 de agosto de 2009

Tú tienes palabras de vida eterna....


Hoy termina la serie de lecturas que en en estos domingos nos hablaban de la llamada de Dios y la respuesta de los llamados. Así leímos de la llamada a Amós (Amós 7, 12-15); la llamada a los pastores que no cuidaban bien a las ovejas (Jeremías 25, 1-6); la confianza de Eliseo en el Señor (II Reyes 4, 42-44); las protestas contra Moisés de los israelitas que no entendían las penurias por las que pasaban (Éxodo 16, 2-4, 12-15), e incluso, las dudas del propio Moisés; la travesía de Elías por desierto (I Reyes 19, 4-8). Todas estas lecturas del Antiguo Testamento fueron acompañadas de las lecciones de Jesús a los discípulos y a los que le rodeaban en su caminar.

Por eso hemos visto cómo respondían estas personas ante la llamada de Dios: unos cerraron ojos y oídos, otros respondieron con miedo, otros, una vez que dieron los primeros pasos, se alejaron; pero todas las preguntas y respuestas fueron hechas de nuevo por Jesús, a la luz de otra realidad: Dios mismo manda a su hijo para interpelar a los hombres de todas las épocas.

Y hemos visto hoy, en esta última lectura, cómo Jesús le pregunta directamente a los discípulos cuál va a ser su siguiente paso. Creo que esa es la pregunta que nos hace diariamente a cada uno de los que nos llamamos cristianos: ¿cómo vamos a responderle?.

La fe es eso: la respuesta del hombre ante Dios, y tiene muchas formas de manifestarse en nosotros, hay muchos carismas, pues hay muchos dones, sólo tenemos que estar dispuestos a ponerlos al servicio de Dios y del prójimo.

Creo que ese es el gran desafío de nuestra vida: saber que tenemos algo que Dios quiere y querer darlo de corazón. Y darnos en todos los momentos: los buenos y los malos; aprender de todos aquellos que nos precedieron y seguirles las huellas. Saber que no somos perfectos, pero tener la seguridad de la misericordia divina.

¡Ojalá siempre podamos responder como Pedro ante la llamada del Señor!

1 comentario:

alter-ego dijo...

Hola Marisela,casi desearía uno que algunas personas perdieran su falsa fe en Dios,para que se vieran obligadas a creer sin más,a creer de veras,a creer en sí mismos...
Dios no está ni por encima ni al lado de nosotros.Dios está en nosotros,y no tiene más que una manera de manifestarse: transformándonos.
Felices vacaciones.