Cada vez es más frecuente encontrar artículos en la prensa acerca del aborto: todos quieren decir algo, todos quieren opinar. Y todos tienen voz, excepto aquellos que serán sacrificados en aras del "derecho de las madres", "derecho a decidir" y no se cuánto "derechos" más. Hay como un "consenso" general en hablar de la madre, de lo que pasará si tiene ese hijo, de la vida que se perderá, de lo que no podrá disfrutar, o desarrollarse, o bailar o beber o vestirse. Casi siempre se habla de eso que no podrá vivir una mujer si tiene un hijo. A nadie se le ocurre escribir en esos artículos lo que disfruta una mujer teniendo un hijo, las horas de felicidad que se perderá sin él. Lo que no hay que hacer es mirar hacia el lado contrario de la realidad y tolerar, cada vez con mayor indiferencia, las colas en los servicios de urgencia de este país para tomarse la llamada PDD (píldora del día después). Llevamos varios años viendo como se desvirtúa el sexo transformándolo en un acto incoherente y exento de espiritualidad en el cual pueden participar todos los que quieran, incluidos aquellos que no saben lo que están haciendo. Según la justicia de este país, cualquier joven maduro para hacer el acto sexual, es maduro para tomar la píldora. Y ya hay muchos médicos opositores por conciencia, que no administramos la píldora porque está demostrado que sí es abortiva y sí ayuda a matar al feto.
Las administraciones, antes de crear una ley nueva sobre el aborto, deberían modelar la que ya existe, y sobre todo, crear una ley que permita adoptar sin problemas. España es uno de los países donde más se adoptan niños de otras nacionalidades y cuando investigas el motivo, casi siempre te dicen que es por lo difícil que es, por el papeleo burocrático que hay alrededor. Y así hay casas de acogida con niños de todas las edades que podrían ser adoptados por parejas españolas y que tienen que seguir ahí, sin conocer el amor de una familia, de unos padres que les querrían educar y cuidar como propios.
También debería existir mayores ayudas a las madres solteras, muchas veces sólo necesitan comprensión, un trabajo adecuado a sus posibilidades y capacidades y ayuda psicológica ante el gran reto que supones tener un hijo sin apoyos familiares.
La sociedad debe tomar medidas para evitar el desgaste moral y psicológico de sus miembros, pues es bien sabido que la juventud de hoy será la que dirija los destinos del mañana y éste está a la vuelta de la esquina. Las tradiciones, la educación y la moral de un país influye sobre los comportamientos de sus miembros y por eso debemos cuidar a nuestros jóvenes.
1 comentario:
Brillantísimo post, das en el blanco de cabo a rabo y además lo expones con claridad y contundencia. Por mi parte, tan solo añadir que estoy totalmente de acuerdo en todo lo que dices, punto por punto. Saludos.
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