Bueno, no quiero escribir extensamente del tema, pues ya habrán muchos blogs verdaderamente eruditos que lo hagan. Yo sólo voy a contar mi peripecia al jurar la Constitución. Como ya saben, soy cubana, a los seis años de casada pedí mi nacionalidad, yo creía que lo merecía por trabajar y pagar mis impuestos, pero, sobre todo, porque me siento española. Yo estoy muy aplatanada y mi familia española me ha ayudado mucho a ello. Así las cosas, hablé con dos amigos que me conocen bien y saben de mis sentimientos para que hicieran de padrinos. Sonia, compañera de trabajo y mi amigo del alma, hoy fallecido, Agustín. Ellos fueron conmigo cada vez que hizo falta y firmaron todos los papeles que les pusieron por delante (que fueron muchos).
Después de dos entrevistas con el CNI (¡que importante!), me llegó un día de diciembre, la carta de aprobación, con las instrucciones de dirigirme al Registro de mi ciudad, donde me harían jurar la Constitución. Cuando leí esas palabras comencé a elucubrar el juramento y todo lo que lo rodearía. La foto del blog está tomada ese día: un vestido blanco, con una banda de seda negra a la cintura y una rebeca tejida, negra (monísima!!). Obligué a mi esposo a llevar la cámara, llevé mi Biblia Latinoamericana en el brazo y por poco llevo una grabación del Himno español. Cuando llegué al Registro, las chicas, que son muy amables, me dieron asiento y el notario me leyó las partes en que me comprometía a ser una buena ciudadana y la renuncia a mi nacinalidad cubana. Cuando llegó mi parte de la firma y el personal me vio sacar mi Biblia y pedirles que se pusieran para tirarme la foto, se hecharon a reír y con la guasa, se diluyó mi ilusión. Así fue cómo terminé firmando y despidiéndome sin más. Mi esposo me lo dijo (por supuesto, no pudo desaprovechar la oportunidad): Te lo dije, que aquí no es como en los EEUU o Cuba, allí se respeta mucho la Constitución y la bandera.
Pero aunque no lo hice en público, sí juré defender la Constitución y la Bandera, como símbolos de una Patria a la que quiero Única e Indivisible, crisol de identidades y regiones, bella y agreste, seca y fluvial, en fin: España, la Madre Patria recordada por los cubanos desde siempre.
Y para terminar, cómo no, un poema de Martí:
Para Aragon en España
tengo yo en mi corazón
un lugar todo aragon
franco, fiero,
fiel sin saña.
¡Feliz Día de la Constitución hermanos!
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