domingo, 29 de noviembre de 2009

Comienzó el Adviento



Anoche hice una entrada, pero la perdí porque el pc se encangrejó de mala manera y blogger decía que no y no y , al final, me cansé y lo cerré. Hoy casi acaba el día y no he escrito sobre lo que todos habrán escuchado en las misas, a la que no pude ir por estar trabajando.

A mi me gusta mucho este tiempo, me siento alegre y muy viva. Me pongo activa y espero...espero, eso es el Adviento: esperar con esperanzas redobladas.

Ha sido un año rico para mí en crecimiento espiritual. He sorteado escollos, he resbalado pero me he agarrado fuertemente a la esperanza que me da Jesús. Ahora llevo unos días purgando una situación peliaguda, que me está haciendo sufrir, por una parte y crecer por la otra. Por eso espero, con ansias renovadas estos días caminando con María y José hasta que nazca de nuevo Jesús.

El Evangelio habla de truenos y relámpagos y de novedades y hombres nuevos. Yo creo, humildemente, que esta época es buena para analizar lo que se ha andado y lo que falta por andar. Dios nos dejó ver parte de su magnificencia al bajar a la tierra y encarnarse en María, besándola con el Espíritu Santo para crear un hombre que reunió en sí las dos cualidades: la humana y la divina.
Nosotros también gozamos de partes iguales al ser hijos de Dios y hermanos de Jesús, lo que pasa es que no lo sabemos o no estamos claros totalmene, o nos hacemos lo longuis y miramos hacia otro lado para embarajar.

Pero estas cuatro semanas nos deben servir para analizar nuestra posición como hijos de Dios y de la Iglesia, para encender bien nuestras lámparas para que los vientos modernos y modernistas no las apaguen. Tenemos que revisar nuestras posiciones respecto a los grandes cambios sociales que se están sucediendo en nuestro país, en nuestro barrio, en nuestra parroquia y en el mundo entero. Tenemos que dejar las tibiezas a un lado y dar la cara ante los problemas que nos han tocado vivir, pero siempre desde la perspectiva de la fe. No olvidando que el Señor nos rebosa de amor mutuo y a todos.

Así que nos esperan días felices y fuertes, crudos y laboriosos, contradictorios y sacrificados, pero siempre esperanzados: con la esperanza y la fe inquebrantable conque nos ilumina la estrella de Belén.


martes, 24 de noviembre de 2009

Las fotos que saqué para el recuerdo.

Aún me cuesta mucho hacer este tipo de montajes, pero he hecho lo que he podido, espero que les guste a las participantes y a los que han hecho posible estos cuatro días en la casa de Dos Hermanas: militantes, sacerdotes, simpatizantes y, sobre todo las consagradas, que no han descuidado detalles para que estuviéramos cómodas y que nos brindaron, sobre todo, gran apoyo espiritual.



El Plan de Dios en la Iglesia I



Aún estoy saboreando las sensaciones que han dejado en mí estos cuatro días de retiro. Yo no podía haber ido, realmente, pues el día 20 justamente tenía una guardia y no encontraba cómo cambiarla. Mi amiga Mari Carmen me dijo: No te preocupes que, si el Señor quiere que vengas hará su parte...¡y vaya que si la hizo..Unos dos días antes mi primo me dijo: Vale, ¡pero no te metas a monja!. (¿Qué se le va a hacer, si cada vez que una sale con su grupo o habla de Dios, los demás se ponen así?). Pero el caso es que me hizo la guardia y pude asistir.

En la primera charla del padre Antonio me impresionó gratamente su forma de hablar y plantear las cosas: Somos como gusanitos al lado de la inmensidad de Dios. Fíjate que Él mismo te dijo ¡ven, hija! que voy a hacerte feliz conociéndome, estando conmigo estos días, aprendiendo a saborear, como dice la Madre, los misterios de la Trinidad y cómo está presente en la Iglesia.

El encuentro se realiza de forma natural: la Madre va desgranando sus vivencias en charlas llenas de gracejo andaluz, con esa forma tan particular y apasionada de mostrarte la verdad del amor infinito del Padre y de cómo viven el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo su amor infinito y eterno, que es un canto y un beso y una familia.

Para tener una idea real y tangible de sus charlas, hay que escucharlas, no hay otra forma. Ella misma se autodenomina eco de la Iglesia, tratando de explicar algo ante lo cual los grandes teólogos pasan de puntillas y que en su forma sencilla de hablar y explicarlas, se siente la gracia del Padre, pues de otra forma, una persona tan humilde y sencilla no podría explicar. Pero uno recuerda enseguida la frase de Jesús: a los sencillos se lo has revelado. Y se da cuenta de que es así.

La pasión que bulle en sus venas se me antoja similar a la de Santa Teresa, San Juan de la Cruz, San Ignacio y San Francisco: si ellos hubiesen podido grabar su ideas o filmarlas lo entenderíamos mejor.

Pero tenemos además una colección de opúsculos en los cuales se reflejan todas las meditaciones de esas charlas que son en sí mismos, un compendio de teología calentita, como gusta decir.

Sus poemas están recogidos en un libro que se llama Vivencias del Alma y tiene otro libro que es una auténtica gozada: Frutos de oración, retazos de un diario.

Los primeros tres días me han servido para ir rumiando, en el silencio, todo lo que decía la Madre; me he sentido tan interpelada que es como si hubiese hecho todas esas charlas solo para mí. Es un regalo del Señor (no me canso de decírmelo) que iré compartiendo con todos.

Y como en estos días tanto Arcendo como Angelo han estado hablando de cuáles serían buenos libros para regalar, yo les digo, a todos los que gustan de buenas y espirituales lecturas, que pueden informarse en los teléfonos 91 435 41 45-91 435 44 49, en Madrid y 95 421 72 43 de Sevilla.

En la página web pueden leer parte de los libros (http://www.laobradelaiglesia.org/).


lunes, 23 de noviembre de 2009

Ya estoy de vuelta, con la fe ¡calentita calentita!

Bueno, escribo algo apurada ahora, pues estoy de guardia y la cosa está muy apretada, pero quiero que sepan que las oraciones y los buenos pensamientos de todos mis amigos me han llegado: las Jornadas de Iglesia (como se llaman estos retiros espirituales) han sido tan fructíferas que todas las que participamos, al final comentábamos lo corto que se hace. Es que cuando estás con el Señor a solas (aunque rodeada de compañeras, hay tiempo de silencio hasta el sábado tarde) puedes gustar más de su presencia, gozar su palabra, zambullirte en el seno del Padre dándole y recibiendo todo lo que Él va comunicándote.

El grupo ha sido heterogéneo y sólo de mujeres, pero también hay retiros masculinos y convivencias matrimoniales.

Estos días iré desgranando un poco en qué consisten estas jornadas y dónde se puede obtener información, para aquellos que quieran experimentarlas. Por ahora solo decirles: GRACIAS a todos lo que habéis rezado por mi, que sepan que he orado por todos y cada uno de ustedes y el Rosario del sábado me supo a gloria divina: hecho delante del Sagrario, allí frente al Señor, le pedí por todos los blogueros de la red.


Esta es la casa de la Madre Trinidad, Fundadora de La Obra de la Iglesia, que se encuentra en Dos Hermanas, Sevilla y donde se hacen los encuentros, reuniones, convivencias y retiros.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Voy a estar fuera unos días.


EL ME LLAMA Y YO LE SIGO



El Señor ha querido convocarme a participar en unos Ejercicios Espirituales que se impartirán en la casa de La Obra de la Iglesia, en Dos Hermanas y he podido decir que sí, así que estaré cuatro días alejada de internet. No por ello me alejaré de mis amigos antes bien les tendré más presentes que nunca, pues en cada actividad colectiva (Rosario, misas, convivencias), pensaré en los blogs y en los que no los tienen, pero me visitan alguna vez. Me gustaría que los que lean esta entrada también se acuerden de rezar por mí, para que estos días den fruto en mí, acrecienten mi fe y me hagan mejor cristiana. Espero que así sea.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

En la Eucaristía te siento, Señor.



Cuando estoy en la Eucaristía y me arrodillo mientras el sacerdote está consagrando la Sagrada Forma , pienso solamente en pedirte que te quedes y me transformes, me cuides y sostengas, me perdones las faltas que cometo a lo largo del día y me acompañes enla noche. Hoy te decía (en esa fórmula que me inventé hace mucho, pero que voy alargando cada día más): "Señor mío y Dios mío, Dio y hombre verdadero, permite a este humilde cuerpo ser templo de tu cuerpo y haz que tu sangre corra por mis venas. Límpiame de todos los pecados anteriores y no dejes que vuelva a pecar. Renueva en mí la fe cada día, cada minuto, en cada situación, para que nunca baje la guardia y para que nunca se apague mi vela. Yo estoy esperándote hoy y quiero estar lista todos los días de mi vida. No permitas que los errores que pueda cometer me aparten de ti, dame tu mano y no la sueltes nunca. Te lo pido por tu Santísima Madre, amén".

En el último domingo del Año Litúrgico.



"Yo soy Rey. Para esto nací, para esto vine al mundo, para ser testigo de la Verdad". (Jn 18, 36-37)
" Por eso Dios lo engrandeció y le concedió el Nombre que está sobre todo nombre, para que, ante el Nombre de Jesús, todos se arrodillen, en los cielos, en la tierra y entre los muertos. Y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor, para Gloria de Dios Padre." (Fil. 2, 9 -11)
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El Domingo 22 de noviembre, último del año litúrgico, celebraremos la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Esta fiesta fue instaurada por el Papa Pío XI en la Carta Encíclica Quas Primas.
Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es el Alfa y el Omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre y para todos los hombres.
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El Papa León XIII, en su Encíclica Annum sacrum, afirmó que el Reino de Cristo se extiende a todos los hombres:
"...El imperio de Cristo se extiende no sólo sobre los pueblos católicos y sobre aquellos que habiendo recibido el bautismo pertenecen de derecho a la Iglesia, aunque el error los tenga extraviados o el cisma los separe de la caridad, sino que comprende también a cuantos no participan de la fe cristiana, de suerte que bajo la potestad de Jesús se halla todo el género humano..." (Annum sacrum .25 de mayo de 1899).
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El Papa Pio XI escribió la Carta Encíclica Quas Primas, sobre la Fiesta de Cristo Rey.

LA REALEZA DE CRISTO

"Ha sido costumbre muy general y antigua llamar Rey a Jesucristo, en sentido metafórico, a causa del supremo grado de excelencia que posee y que le encumbra entre todas las cosas creadas. Así, se dice que reina en las inteligencias de los hombres, no tanto por el sublime y altísimo grado de su ciencia cuanto porque El es la Verdad y porque los hombres necesitan beber de El y recibir obedientemente la verdad. Se dice también que reina en las voluntades de los hombres, no sólo porque en Él la voluntad humana está entera y perfectamente sometida a la santa Voluntad Divina, sino también porque con sus mociones e inspiraciones influye en nuestra libre voluntad y la enciende en nobilísimos propósitos. Finalmente, se dice con verdad que Cristo reina en los corazones de los hombres porque, con su supereminente caridad (Ef 3, 19) y con su mansedumbre y benignidad, se hace amar por las almas de manera que jamás nadie —entre todos los nacidos— ha sido ni será nunca tan amado como Cristo Jesús. Mas, entrando ahora de lleno en el asunto, es evidente que también en sentido propio y estricto le pertenece a Jesucristo como hombre el título y la potestad de Rey; pues sólo en cuanto hombre se dice de El que recibió del Padre la potestad, el honor y el reino (Dan 7, 13-14); porque como Verbo de Dios, cuya sustancia es idéntica a la del Padre, no puede menos de tener común con Él lo que es propio de la divinidad y, por tanto, poseer también como el Padre el mismo imperio supremo y absolutísimo sobre todas las criaturas." (Quas Primas, n. 6. 11 de diciembre de 1925.)

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El Papa Benedicto XVI pronunció las siguientes palabras antes del rezo del Ángelus del Domingo 26 de noviembre de 2006.

En este último Domingo del año litúrgico celebramos la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. El Evangelio de hoy nos propone de nuevo una parte del dramático interrogatorio al que Poncio Pilato sometió a Jesús, cuando se lo entregaron con la acusación de que había usurpado el título de "rey de los judíos". A las preguntas del gobernador romano, Jesús respondió afirmando que sí era rey, pero no de este mundo (cf. Jn 18, 36). No vino a dominar sobre pueblos y territorios, sino a liberar a los hombres de la esclavitud del pecado y a reconciliarlos con Dios. Y añadió: "Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha Mi Voz" (Jn 18, 37).
Pero ¿cuál es la "verdad" que Cristo vino a testimoniar en el mundo? Toda su existencia revela que Dios es Amor: por tanto, esta es la verdad de la que dio pleno testimonio con el sacrificio de su vida en el Calvario. La Cruz es el "trono" desde el que manifestó la sublime realeza de Dios-Amor: ofreciéndose como expiación por el pecado del mundo, venció el dominio del "príncipe de este mundo" (Jn 12, 31) e instauró definitivamente el Reino de Dios. Reino que se manifestará plenamente al final de los tiempos, después de que todos los enemigos, y por último la muerte, sean sometidos (cf. 1 Co 15, 25-26). Entonces el Hijo entregará el Reino al Padre y finalmente Dios será "todo en todos" (1 Co 15, 28). El camino para llegar a esta meta es largo y no admite atajos; en efecto, toda persona debe acoger libremente la verdad del Amor de Dios. Él es Amor y Verdad, y tanto el amor como la verdad no se imponen jamás: llaman a la puerta del corazón y de la mente y, donde pueden entrar, infunden paz y alegría. Este es el modo de reinar de Dios; este es su proyecto de salvación, un "misterio" en el sentido bíblico del término, es decir, un designio que se revela poco a poco en la historia.
A la realeza de Cristo está asociada de modo singularísimo la Virgen María. A Ella, humilde joven de Nazaret, Dios le pidió que se convirtiera en la Madre del Mesías, y María correspondió a esta llamada con todo su ser, uniendo su "Sí" incondicional al de su Hijo Jesús y haciéndose con Él obediente hasta el sacrificio. Por eso Dios la exaltó por encima de toda criatura y Cristo la coronó Reina del Cielo y de la tierra. A su intercesión encomendamos la Iglesia y toda la humanidad, para que el Amor de Dios reine en todos los corazones y se realice su designio de justicia y de paz.


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Consagración de la humanidad parael día de Cristo Rey

Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano! Miradnos humildemente postrados; vuestros somos y vuestros queremos ser, y a fin de vivir más estrechamente unidos con Vos, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a vuestro Sacratísimo Corazón.
Muchos, por desgracia, jamás, os han conocido; muchos, despreciando vuestros mandamientos, os han desechado. ¡Oh Jesús benignísimo!, compadeceos de los unos y de los otros, y atraedlos a todos a vuestro Corazón Santísimo.
¡Oh Señor! Sed Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Vos, sino también de los pródigos que os han abandonado; haced que vuelvan pronto a la Casa Paterna, que no perezcan de hambre y miseria.
Sed Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Vos; devolvedlos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor.
Sed Rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la idolatría; dignaos atraerlos a todos a la luz de vuestro Reino.
Conceded, ¡oh Señor!, libertad segura a vuestra Iglesia; otorgad a todos los pueblos la tranquilidad en el orden; haced que del uno al otro confín de la tierra no resuene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón divino, causa de nuestra salud! A Él se entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos. Amén .


(Esta oración fue prescrita por el Papa Pío IX para la fiesta de Cristo Rey, en la Carta Encíclica Quas Primas)

La presentación de María en el templo.


La Virgen es conducida hoy a la Casa del Señor.

«El Templo purísimo del Salvador, la preciosa habitación nupcial, la Virgen, Tesoro sagrado de la gloria divina, es conducida hoy a la Casa del Señor y lleva con Ella la gracia del Espíritu divino; los ángeles la alaban: Ella es el Tabernáculo celeste» (de la Liturgia oriental.)


LA PRESENTACIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA


Queridos hermanos y hermanas:
El 21 de noviembre, con ocasión de la memoria litúrgica de la Presentación de María Santísima en el templo, celebraremos la Jornada pro orantibus, dedicada al recuerdo de las comunidades religiosas de clausura. Es una ocasión muy oportuna para dar gracias al Señor por el don de tantas personas que, en los monasterios y en los eremitorios, se dedican totalmente a Dios en la oración, en el silencio y en el ocultamiento.
Algunos se preguntan qué sentido y qué valor puede tener su presencia en nuestro tiempo, en el que hay numerosas y urgentes situaciones de pobreza y de necesidad que se deben afrontar. ¿Por qué "encerrarse" para siempre entre las paredes de un monasterio y privar así a los demás de la contribución de las propias capacidades y experiencias? ¿Qué eficacia puede tener su oración para la solución de los numerosos problemas concretos que siguen afligiendo a la humanidad?
Sin embargo, de hecho también hoy, suscitando con frecuencia la sorpresa de amigos y conocidos, muchas personas abandonan carreras profesionales a menudo prometedoras para abrazar la austera regla de un monasterio de clausura. Sólo las impulsa a un paso tan comprometedor el haber comprendido, como enseña el Evangelio, que el Reino de los cielos es "un tesoro" por el cual vale de verdad la pena abandonarlo todo (cf. Mt 13, 44). En efecto, estos hermanos y hermanas nuestros testimonian silenciosamente que en medio de los acontecimientos diarios, a veces bastante turbulentos, el único apoyo que no vacila jamás es Dios, Roca inquebrantable de Fidelidad y de Amor.
"Todo se pasa, Dios no se muda", escribió la gran maestra espiritual santa Teresa de Ávila en uno de sus célebres textos. Y ante la necesidad generalizada que muchos sienten de salir de la rutina diaria de las grandes aglomeraciones urbanas en busca de lugares propicios para el silencio y la meditación, los monasterios de vida contemplativa se presentan como "oasis" en los que el hombre, peregrino en la tierra, puede beber mejor en las fuentes del Espíritu y saciarse a lo largo del camino.
Por tanto, estos lugares, aparentemente inútiles, son en realidad indispensables, como los "pulmones" verdes de una ciudad: hacen bien a todos, incluso a quienes no los frecuentan y tal vez ignoran su existencia.
Queridos hermanos y hermanas, demos gracias al Señor, que en su providencia ha querido las comunidades de clausura, masculinas y femeninas. No les privemos de nuestro apoyo espiritual y también material, para que puedan cumplir su misión: mantener viva en la Iglesia la ardiente espera de la vuelta de Cristo. Para ello, invoquemos la intercesión de María, a quien, en la memoria de su Presentación en el templo, contemplaremos como Madre y Modelo de la Iglesia, que reúne en sí ambas vocaciones: a la virginidad y al matrimonio, a la vida contemplativa y a la activa.

Benedicto XVI





Aunque faltan días para esta memoria, utilizo el material que me mandan desde El Camino de María, para señalar que el día 21 de noviembre hacemos memoria de ese momento en la vida de la Virgen. Ella que fue la madre del Salvador, templo purísimo de vida y madre nuestra porque así lo dispuso Jesús, sigue siendo ejemplo para todos nosotros con el "Sí" más definitivo de la historia temporal y trascendental en la vida de los hombres. A Ella debemos rezar continuamente para que medie las gracias que necesitamos, Ella enjuga nuestra lágrimas y engrandece nuestras alegrías. No dejemos, por tanto de llamarle: hay muchas advocaciones, pero la más sencilla, Madre María, no se nos debe olvidar nunca.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Una homilía muy pedagógica

No la he copiado en su totalidad porque creo que deberían pasar por su blog para leerla y dejarle un mensaje a través de él a los salvadoreños; pero no he podido dejar de poner aquí parte de esta homilía magnífica y muy pedagógica, que nos enseña en este domingo, penúltimo de este ciclo litúrgico.
Tragedia en El Salvador: Esperanza y Solidaridad
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autor: E. Baregó

" En ese tiempo, después de esta tribulación, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. Y él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte. Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre. "(Mc 13, 24-32)Esta es la lectura del Evangelio que corresponde al Trigésimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, un domingo al cual le podríamos llamar el Domingo de la Esperanza. De esa esperanza escatológica que nos interpela al mismo tiempo que nos anima y motiva a dar respuesta trascendente en nuestras vidas. El Evangelio de hoy domingo que se lee en toda la Iglesia Universal(Católica), en el mundo entero, no es una mera casualidad sino una gran y aleccionadora causalidad, pues lo primero no existe, lo segundo es por lo que el mundo se mueve. Todo en este mundo es efecto de una causa, todo acontece por un por qué profundo, los acontecimientos de nuestra vida, los sucesos sociales y las tragedias naturales, como la que se ha vivido en El Salvador en estos días pasados y de los cuáles comenzamos a levantarnos, entran en la lógica divina; a veces tan distante de la lógica humana ( Cfr. Isaías 55, 8-9) pero siempre más profunda y sapientísima que cualquier cúmulo de sabidurías y raciocinios humanos (Cfr. Sabiduría 9, 1-6. 9 -11 ; 1ª Cor 1, 25) .Hoy que el evangelio nos habla de "En ese tiempo, después de esta tribulación, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán." (San Marcos 13, 24-25) Se me viene a la mente "la oscuridad y tribulación" horrorosa que pasaron decenas de personas en El Salvador por causa de las torrenciales lluvias del huracán Ida, en el momento en que desesperadamente intentaban sobrevivir a los embates de la naturaleza, algunos logrando el objetivo de salvarse, pero viendo como algún familiar suyo era arrastrado por la corriente hacia otro lugar y hacia otro estado de vida o en el menor de los casos viendo cómo sus pocas pertenencias se iban parcial o hasta totalmente en un río acaparador de todo lo que encontraba a su paso o de aguas que subían de nivel con un modo nunca antes visto por sus pupilas.Viendo la la tribulación vivida por mis hermanos y hermanas que murieron en tan trágico momento, se nos viene a nuestra mente la expresión de Jesús al inicio del evangelio de hoy. Pero no me quedo con ello si no que la lectura me lleva, como por inercia, a redescubrir, para este "signo de los tiempos" que En El Salvador hemos vivido, escuchar y actualizar las palabras de Jesucristo que también se nos leen en este domingo :"Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria" ( San Marcos 13, 26 ). Esto significa que este "tempus tragicus" en la vida del ser humano, con la fe en El Crucificado, de donde adquiere sentido trascendente todo sufrimiento humano, se convierte en verdadero Kairós, o sea, en tiempo oportuno de la acción soteriológica de Cristo. No hay muerte sin vida para quien cree ( Cfr. San Juan 11, 25), Jesús hablaba de esto con la metáfora "si el grano de trigo no muere no da fruto" (San Juan 12, 24). El Dios en quien creemos los cristianos nos revela esto. Que no viene a ser una especie de consuelo para perdedores, aquellos que por no ganar el primer premio tienen que conformarse con lo que a veces se llama "premios de consuelo", un segundo, tercer, cuarto lugar o menciones honoríficas; premios de segunda, tercera o cuarta para los que perdieron lo mejor, pues ya no se puede hacer más que conformarse con el "consuelo" de estar en un lugar al menos. La creencia en la vida Eterna y en Dios que mira el sufrimiento y dolor de los más pobres y humildes para recompensárselos (Cfr. San Mateo 5, 1-10), en el Dios que no se recrea en el dolor humano.En el Dios que es dador de vida cuando para el humano lo que hay es muerte, no es premio para perdedores es el Primer y Gran Premio para los ganadores. Aunque ahora surge una vez más la pregunta ¿dónde está Dios que es Amor, cuando mueren tantos y tantas de modo inocente?, ¿dónde está ese Dios que se olvida del hombre, pues deja que éste sea destruido en el mar del sufrimiento y dolor?. Y hay que volverlo a decir nuevamente: ahí estuvo Dios, en el niño, joven o adulto que agonizaba ahogado o golpeado por el alud mortal que le arrastraba, ahí esta aún, sufriendo la pérdida de sus seres queridos, viendo cómo ha perdido su casa, sus únicas pertenencias, Ahí está Dios junto y en las víctimas de esta tragedia, dándoles fuerza, esperanza; en la gente que en medio de lágrimas, sabiendo y sintiendo el dolor de las pérdidas humanas y materiales hablan ya, casi inmediantamente, de volver a levantarse, de querer vivir y seguir luchando. ¡¡¡ Esta es la voz de los pobres y necesitados, dándole de nuevo a los poderosos y ostentados, a los ateos indeferentes, al mundo entero, creyente o no creyente, una tremenda cachetada de fe, valentía, reciedumbre, perseverancia y sobre todo esperanza en sí mismos nacida de su fe en Dios, dando la fuerza de la esperanza que tienen en Dios!!!..
Leer AQUI completa, en GAUDIUMLUX.

Domingo 33 del Tiempo Ordinario.


Casi acabamos el Año Litúrgico actual, ya está a las puertas el Adviento y una nueva Navidad. La lectura de este domingo 33 del Tiempo Ordinario viene con tintes apocalípticos, tanto la primera, tomada del Libro de Daniel como el Evangelio de san Marcos.

El próximo domingo es la fiesta de Cristo Rey; pero en éste vemos que la Iglesia nos invita a reflexionar, a madurar sobre "las realidades últimas" o escatología.

Daniel habla de la salvación eterna de unos y la condenación eterna de otros. Hay que tener en cuenta, en este libro, la dimensión humana, real (los hechos y palabras históricas) y la dimensión sobrenatural, espiritual lo que Dios nos quiere decir, tal como lo interpreta la Iglesia.

La lectura real habla de lo que pasó en esa época tan difícil para el pueblo de Israel, de la traición de unos, llegando hasta la apostasía, y del martirio de otros, como los Macabeos, que se negaron a servir al extranjero. Daniel interpreta la historia como una lucha en la que Dios toma parte a favor de su pueblo, en contra de los opresores. Habla de que los justos resucitarán en la carne y entonces serán separados: unos obtendrán la vida perpetua y otros la ignominia, perpetua también. Con lo cual, a pesar de la oscuridad de las palabras, nos debe quedar claro que llegará un tiempo en el que acabarán los sufrimientos presentes y Dios tomará partido por los hayan vivido sabiamente, enseñando a los demás su palabra.
Hay un tiempo del hombre y un tiempo de Dios. El nuestro es pasajero (corta es la vida del hombre) pero el de Dios es eterno. Para entrar en ese tiempo divino, el cristiano sufre interior y exteriormente: la conversión espiritual y la muerte física.
Por eso, a veces, se nos hace difícil entender la muerte y otras veces, es difícil escuchar malas palabras acerca de nuestra fe.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En esta parte del Evangelio, se describe el discurso de Jesús, que es escatológico, pues habla del fin de los tiempos, del juicio final. Jesús vino a darnos una noticia muy importante, una buena nueva fundamental: seremos juzgados finalmente, pero seremos salvados si, en nuestra vida en el mundo, somos capaces de mantenernos a su lado, seguimos sus enseñanzas y las mostramos a otros.

La fecha y hora de la muerte y el juicio no lo sabe nadie, así que no debemos darle vueltas en nuestras cabezas, sólo debemos ser fieles y esperar, esperar contra toda esperanza.

Ambas lecturas hablan de juicio, pero la segunda habla de la venida triunfal de Jesús, que es lo que nos debe importar: estar alertas, encender la lámpara.

Y eso sólo podemos hacerlo si nos sentimos parte de la Iglesia, compartiendo nuestra vida con los demás, participando de la Eucaristía que es participar de la vida y resurrección del Señor.


En resumen: algún día tendremos que dar cuentas a Dios del buen o mal uso que estemos haciendo de nuestra libertad. Del resultado de ese juicio dependerá nuestra eternidad. Siempre tenemos que estar a la espera de ese juicio porque el día y la hora sólo lo sabe Dios. El cristiano está siempre en situación de adviento, de espera de la venida del Señor.


(Extractado de lo que he entendido de la homilía de ayer del padre Antonio, del Apostolado Mundial de Fátima y del libro Catequesis familiar del Día del Señor del padre Celestino Gómez Jaldón).


Confiemos en el Señor y digamos como el salmista:



viernes, 13 de noviembre de 2009

He encontrado la canción de María.



Llevaba varios meses tratando de localizar esta canción y resulta que ha sido lo más sencillo del mundo: es que esto de internet y youtube es una maravilla. Como veréis es una balada preciosa, la canta un chico que tiene una voz preciosa y el montaje me ha gustado. Como en América ha comenzado la celebración de María desde el 8 de noviembre hasta el 8 de diciembre, se la dedico a todos mis amigos, especialmente a los que, allende el mar, muestran desde sus blogs a María, nuestra Madre.



jueves, 12 de noviembre de 2009

Tragedia en El Salvador.

Me llegó hace dos días una petición de oración, lo recojo hoy, pues no me había conectado desde el día 7. El padre Enrique Baregó, que escribe en el blog GAUDUMLUX, un blog que siempre he recomendado desde aquí, es salvadoreño y pide oraciones para su país, que ha sufrido el paso del huracán Ida y hay más de 144 muertos y muchos desaparecidos. Ya estoy rezando por todos, me gustaría que muchos se adhiriesen a las oraciones, ofreciendo la misa o el Rosario o, simplemente, teniendo un recordatorio para nuestros hermanos en una jaculatoria.
Personalmente pido a nuestra Madre, Mediadora de Todas las Gracias que les acompañe en estos momentos de dolor y les ofrezca su consuelo en la tribulación y se lo pido por su hijo, nuestro Señor, que es nuestro ejemplo a seguir en esta vida, para que lleve a la vida eterna a todos los que han pereciddo en el desastre. Que así sea.

sábado, 7 de noviembre de 2009



7 de noviembre de 2009


MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS


La fiesta de María Mediadora de todas las Gracias la instituyó el Papa Benedicto XV en 1921; en ella se nos invita a recurrir siempre con confianza a esta mediación de la Madre del Redentor.


"La Santísima Virgen es Dispensadora universal de todas las gracias, tanto por su divina Maternidad: que las obtiene de su Hijo, como por su Maternidad espiritual: que las distribuye entre sus otros hijos, los hombres. Esto lo hace subordinada a Cristo, pero de manera inmediata. Y ello por una específica y singular determinación de la voluntad de Dios, que ha querido otorgar a María esta doble función: ser Corredentora y Dispensadora, con alcance universal y para siempre".

(Pío X, Encíclica "Ad diem illum laetissimum" 4 de febrero de 1904)

¡La vida siempre triunfa!






Hoy ha nacido, en la clínica donde trabajo una niña preciosa. Pero no es su belleza lo que me ha hecho subir a verle: quería contemplar un milagro de Dios. La madre es joven y ha pasado por una grave enfermedad (leucemia, para más señas), ha hecho un tratamiento muy fuerte y le dijeron que no podría tener familia. Pero la vida que siembra Dios en sus hijos es fuerte y tenaz, no se arredra ante nada y después de un tiempo, le ha mandado un embarazo muy deseado por el matrimonio. Han surgido obstáculos en el camino: muchos médicos les aconsejaron que abortara, pero ellos no se amilanaron y dijeron que era un regalo de Dios que no podían rechazar.
Han dicho un SI a la vida muy grande.
Y hoy ha nacido esa niña preciosa, con sus deditos de muñequita de porcelana y su pelito negro y ondeado. Y ahora está pegada al pecho de su madre, recogiendo la savia de su vida.
Espero que la vida le depare muchas alegrías y sonría mucho y crezca felíz. Así se lo he pedido al Señor.


jueves, 5 de noviembre de 2009

Comienzan los Ejercicios Espirituales de San Ignacio



Ya están listos los Ejercicios para la Vida diaria que son una versión de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio, son para hacerlos dentro de casa, sin dejar de realizar tus labores. Son muy interesantes y esclarecedores. Duran cuatro semanas, oficialmente, pues así los instauró el santo, pero se pueden hacer, incluso, durante todo un año. Durante los mismos, si tienes oportunidad, puedes tratar de hacer unos días de retiro en una casa o monasterio que te quede cerca. Se pueden hacer en compañía de otras personas, siempre y cuando se tenga un sacerdote que pueda guiar el grupo.

Si alguien quiere hacerlos, puede comunicarse con el padre José María Casasnovas, del APOR Mallorca, escribiendo a Montesión 24, Palma de Mallorca. Teléfonos: 971 71 13 00- Fax: 971 71 15 16.

Les invito a pasar una experiencia espiritual única en su género que les acercará más al Señor, reforzando la fe y la caridad.

No escribo desde hace días


pero no quiero dejar pasar las fechas señaladas que tuvimos sin escribir algo.

En una Eucaristía muy linda (como siempre) nuestro Conciliario, padre José Antonio Sosa, dijo algo sobre lo que nunca había meditado. Y es que, cuando el sacerdote echa el poquito de agua en el cáliz con vino, antes de santificarlo para la comunión, realiza ese acto para, de manera simbólica, mezclar el vino, que se transmutará en sangre de Cristo, con el agua, que nos representa a todos nosotros, que así entramos en comunión con todos los santos. ¿Y quienes son los santos de Dios? Pues su pueblo, el que Él se eligió. Y ahí estuvimos el primer día de este mes.

Seguidamente tuvimos el Día de los fieles difuntos, que también se mezcla con el día vivido por todos y cada uno de nosotros, pues esta vida es el camino que debemos transitar para llegar, un día, a la patria celestial, donde estaremos en comunión con aquellos que nos han precedido. Porque si morimos en Cristo, en Él resucitaremos, como ya dijo san Pablo.

Al recordar ambos días y celebrarlo, al orar y alabar y pedir por todos ellos, estamos uniendo nuestros destinos a los de todos los fieles del Señor y estamos intercediendo porque sus almas estén en el lugar que les corresponden: al lado del Señor, viviendo de su gloria.

¡Ojalá podamos un día encontrarnos en ese estado de felicidad que nos promete Jesús, aunque para ellos tengamos que cargar con nuestras cruces diarias!.

Roguemos al Señor: escucha a tu pueblo y no mires nuestros pecados, admítenos en la luz de tu gloria.


Una santa muy cercana a mi ciudad.

Oración a Santa Ángela de la Cruz.


Dios de toda bondad, que iluminaste a Santa Ángela virgen, con la sabiduría de la cruz, para que reconociese a tu Hijo Jesucristo en los pobres y enfermos abandonados, y los sirviese como humilde esclava, concédenos la gracia que te pedimos por su intercesión, en esta novena.
Así también, inspira en nosotros el deseo de seguir su ejemplo, abrazando cada día nuestra propia cruz, en unión con Cristo crucificado y sirviendo a nuestros hermanos con amor. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro.
Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria ...

Santa Ángela de la Cruz, Ruega por nosotros.
Por las mañanas se las puede ver caminando por la ciudad de Huelva, envueltas en sus hábitos de tela burda y gruesa, lo mismo en invierno que en el caluroso verano de Andalucía: son las Hermanitas de la Cruz, sus hijas espirituales, que van a ayudar a personas en sus casas, atienden enfermos, impedidos físicos y mentales. Hay aquí dos conventos, uno de ellos, asilo de ancianos también. A ese he ido mucho con el equipo del SOU o DCCU a atender alguna que otra urgencia y siempre me conmueven y me llenan de ánimos para seguir el bregar del día, pues siempre las ves sonrientes, con las mangas arremangadas (dentro de la casa) para lavar a uno o dar de comer a otra viejecita. Y me encanta ir a verles en Navidad, pues montan un Belén enorme y precioso y muchas veces he tenido la suerte ( y el privilegio) de escucharles cantar villancicos. Desde la puerta, cuando aún no les ves, parece que estás escuchando cantar a los ángeles. Creo que es una bendición para nuestra ciudad tenerles entre nosotros, dando ese ejemplo de trabajo y abnegación sin medidas, sin perder la paciencia ni la sonrisa.
La vida de Santa Ángela pueden verla AQUI