Hoy es un día grande para los cubanos: celebramos la Fiesta de San Lázaro. Uno de los santos más venerados del panteón cubano, procede, sin embargo, del sincretismo religioso dado desde la época de la conquista y colonización; pero sobre todo, desde la introducción de los esclavos en nuestra isla. Para el que quiera ahondar en esta tradición les remito a una página muy documentada http://www.guije.com/, donde se pueden leer artículos de renombrados estudiosos cubanos sobre esta materia. El Santo a que hace refenrencia el Santoral hoy, es un obispo y se representa con mitra y mantón adecuado a su jerarquía. El nuestro es un humilde y pobre hombre, con las piernas yagadas, con muletas y acompañado de dos perrillos que le sirven de compañía y le lamen las heridas. En la religión yoruba se le invoca por el nombre Babalú Ayé (ni idea de lo que significa, así que ya pueden usar el Google).
Yo sólo quiero hablar de lo que se de mi propia experiencia. Creo que no hay un cubano que no haya ido al Santuario, que se encuentra en un lugar llamado El Rincón. Allí se veneran varias estatuas y al lado está el Leprosorio Nacional, atendido por monjas y médicos voluntarios, todos católicos, que dan su tiempo y esfuerzo para ayudar a las personas aquejadas de esa terrible enfermedad.
Desde el día 15 de Diciembre las calles se colapsan, pues se llenan de pagadores de promesas y vehículos de todo tipo. Por lo que he visto aquí, en Huelva, el desfile de gente hacia el Santuario, bien podría compararse con la salida de las hermandades del Rocío.
Los que van a pagar promesas al santo se visten de saco o yute, reflejando la pobreza y la humildad de su espíritu y muchos van de rodillas, con cadenas atadas a los pies, con flores en las manos. Los regalos son de diferente naturaleza: dinero, oro, cadenas de todo tipo de metal, objetos de culto, comida. Todo lo que se recauda ese día sirve para el sostenimiento de los enfermos, sus tratamientos (muy caros, hay que decirlo) y el del Santuario en general.
Yo, como buena cubana, le pedí por mi salud cuando estaba en el sexto año de mi carrera (me habían diagnosticado una Artritis Reumatoide y había perdido muchas clases) y le prometí que le llevaría el primer sueldo que cobrara como médico si me ayudaba a aprobar con buenas notas, por supuesto. Él me ayudó y yo fui rauda y veloz, montada en una máquina, primero y, después en un cabriolet salido de no se qué época. Mi madre me acompañó, porque esa es una veneración que ningún ismo que pase por Cuba logrará eliminar del corazón de los cubanos, y compramos flores y velas moradas o malvas y las encendimos en su presencia. Recuerdo que yo, al no saber rezar le dije: "Aquí te pago mi promesa, gracias por la ayuda". Nos quedamos un rato y nos marchamos.
Desde entonces le miré con otros ojos y le venero todos los 17 de Diciembre con una oración y
Aquì se pueden ver parte de las imágenes que hay dentro del Santuario, cuya imagen es la central. Espero que los cubanos que lean este post recuerden sus orígenes y a los que no lo sean, les sirva para aprender algo más sobre la cultura y tradiciones cuabanas. Saludos a todos.
8 comentarios:
Marisel le voy a pedir tambien a este Santo, capaz entre todos me concedan el deseo, vos sabes que justamente hice un post hoy de la madre de la virgen Maria,,,Santa Ana, no conocia tampoco su historia y quede encantada...
te mando besso y Feliz MIercoles!!!!
Con mis mayores deseos de que paséis tú y tu familia unas felices Navidades.
Un abrazo.
VILLANCICO DE NAVIDAD
Terly
Fue un día veinticinco de Diciembre,
cuando nació el Niño Jesús en Belén,
¡Qué frío más grande el de aquella noche!
se helaron los charcos y el pozo también.
María y José cantaban al Niño
canciones más viejas que Matusalén
y los pastorcillos con gracia sonaban
zambombas, panderos y hasta la sartén.
Mientras la mula y el buey resoplaban
y daban calor al Rey en los pies,
los Magos le dieron valiosos regalos
de oro, incienso, mirra y dijeron, amén.
Una estrella brillaba en el cielo
que iluminaba toda Jerusalén,
¡anuncio de Dios que a todos traía
un mensaje de amor, de paz y de bien!...
Marisela: no tenía ni idea de este San Lázaro. Me ha encantado conocer su historia y sobre todo que te ayudara a tí en esa enfermedad. Tal vez por él se llaman Lazaretos los lugares donde se encuentran los enfermos de dicho mal. Me ha gustado mucho tu post.
PD/ Te acabo de dedicar en mi blog la canción que decías de la película Cria Cuervos, espero que la veas y te guste. Se llamaba: ¿Por qué te vas? Besitos
El Rincón, lugar mágico, precioso, místico. Mi abuela tenía una imagen del santo en la sala, muy pequeñita, y recuerdo como guardaba los "quilos" pa San Lázaro. Pero al santuario fui por primera vez con mi suegra que había hecho una promesa, y me encantó el lugar. Luego fui dos veces más, una para acompañar a una amiga, y la última con mi mamá, que tampoco me contó que había prometido - tal vez fuera por nuestra salida, puesto que fue poco antes de venir para acá. Yo personalmente no hice ninguna promesa, más bien por respeto, porque siempre oí decir que era malo prometerle algo y no cumplirlo. Hay que ver como la gente se las arregla en medio de las dificultades para llegar hasta allí, que no es fácil. Es un bello lugar, y una hermosa tradición, gracias por trasmitirla tan bien, Marisela. Un abrazo,
Rosa
Marisela:
Mis saludos para ti nuevamente. Lindo como siempre lo que escribes. Te envío un abrazo, esperando que si no nos escribimos, tengas una linda Navidad junto a tus seres queridos.
Un abrazo.
Ahh que belleza no sabia de este Santo que maravilla ya lo estoy anotando en mi lebreta de Santos para los rezos .Cariños Mira si te gusta lo que he contado en mi rincon.
No conocia la existencia de este gran Santo, luz y esperanza de muchos y como veo de tí. Por eso desde ahora ya le rezo, para que siga cuidando de tí y de los tuyos.
Bendita seas amiga. Besos enormes.
Me alegra que les haya gustado saber de San Lázaro. Como ven, le llamé de Cuba porque no he sabido de que se le venere en esa imagen (pobre, llagado y acompañado de dos perrillos) en otro país. Si así fuera me gustaría saberlo.
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