domingo, 19 de julio de 2009

Continuamos con las lecturas del domingo, 19 de julio, Ciclo B.


En la segunda lectura, San Pablo nos anima al mostrarnos la realidad: somos hijos de Dios y Cristo es nuestro guía, los que antes no lo eran, ahora son hermanos. Ahí residen nuestra fuerza y alegría y hemos de estar seguros, también nuestra paz.
El Evangelio de San Marcos nos habla de la misericordia divina hacia los hombres. Y de la gran paciencia de Dios para con nosotros. Por eso cuando leemos que "los apóstoles habían estado predicando y vuelvan a reunirse con Jesús", vemos que ellos están deseosos de contarles sus logros, problemas, acierto y desaciertos y Jesús les lleva a "un sitio tranquilo a descansar", sabemos que nos lo está diciendo a nosotros también.
Jesús nos mira con los ojos que miraron a la multitud ("al desembarcar Jesús vio a una multitud y le tuvo lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor"). Jesús no descansa, se sienta pacientemente a explicarle a los hombres que le siguen, sus enseñanzas.
Cuando leemos la Biblia, debemos comprender que cada versículo nos habla de algo que ocurrió, pero a la vez, de algo que nos está ocurriendo a nosotros. Por eso, cuando nos retiramos a hablar con Jesús, estamos buscando su paz, igual que sus discípulos. Nosotros necesitamos encontrarnos con Él en el silencio de nuestro corazón, sólo así le escucharemos. Y encontraremos la calma, la paz que necesitamos.
Por eso, el salmo de este día, nos habla de la paz que nos ofrece el Señor, siempre y cuando sepamos buscarle y abandonarnos en sus manos.
Cuando regresamos de la misa es un buen momento para sentarnos a solas, tranquilos, con la Biblia y reeler lo que ya hemos escuchado; pero al leerlo así, para nosotros y ayudados por Él, entenderemos mejor sus palabras y sus desgnios. La paz llega así por medio de nuestro vínculo más estrecho con Dios.

6 comentarios:

ARCENDO dijo...

Geniales estas reflexiones dominicales tuyas, ahondan en la Palabra y la hacen más accesible y comprensible, GRACIAS. besotes.

Anónimo dijo...

Muy buena tu reflexión. Sí, es necesario para crecer por dentro. Leer la Palabra pausadamente, dejarnos interpelar por esa misma Palabra, hacerla vida de nuestra vida.
s necesario acoger esa invitación de Jesús a retirarnos y descansar un poco, junto a Él para luego sentir esa compasión por tantos que vagan como ovejas sin pastor.
Un abrazo. María

Anónimo dijo...

Muy buena tu reflexión. Sí, es necesario para crecer por dentro. Leer la Palabra pausadamente, dejarnos interpelar por esa misma Palabra, hacerla vida de nuestra vida.
s necesario acoger esa invitación de Jesús a retirarnos y descansar un poco, junto a Él para luego sentir esa compasión por tantos que vagan como ovejas sin pastor.
Un abrazo. María

Francisco Cavada dijo...

Estimada Marisela:

En mi blog tengo un obsequio para ti, me lo hicieron llegar, y lo quiero compartir contigo; espero que te guste.

Bendiciones y abrazos.

http://vitaego.blogspot.com/2009/07/el-regalo.html

Magicomundodecolores dijo...

Gracias a las lecturas que estoy haciendo de la Palabra por medio de los libros que indiqué del padre Celestino, puedo después desgranar mis ideas y ofrecerla a los demás.
Gracias a todos poe la visita y que Dios les bendiga.

Magicomundodecolores dijo...

Javi: voy corriendo a buscar mi regalito, que es de cumpleaños, pues hoy cumplo...¡ohhhhh se me olvidó!!!!!!!
Besos.