Hace poco estaba hablando con una persona que no tiene fe, que se considera ateo-agnóstico y me decía: "Yo admiro al que la tiene, pues ahora que estoy pasando un momento muy duro, me hace falta, pero no se cómo tenerla. ¿Dónde se compra la fe?".
Le contesté que la fe no se compra, que es como una semilla que Dios siembra en nuestros corazones y que puede germinar o no, según el cuidado que tengamos. La fe siempre está ahí porque Dios está siempre esperándonos. Nosotros somos los encargados de abrir nuestros brazos y corazones para recibirle.
Debemos rezar para que haya más gente preocupada por la fe, pues la preocupación crea curiosidad y esta lleva al estudio. Santa Teresita le pedía constantemente a Señor que le diera almas para ella poder llevarlas a conocerle. Yo le pido a Dios gente sin fe, dispersa o confundida para mostrarles el amor del Padre. Y pido constancia para mí, que no me dobleguen las circunstancias, que me de perseverancia para ayudar a otros en su camino.
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