Nazaret, pequeña aldea,
¿quién pudiera imaginarse
fuera testigo secreto
de la llegada de un ángel?
Y en Nazaret, una joven
rosa mística del valle,
música eterna de Dios,
con arpegios celestiales.
Las cuerdas de su vivir
tan sólo para Dios tañen,
en un deseo profundo:
"Ven pronto, Señor, no tardes".
En un idilio de ensueño,
en el más bello romance,
el Arcángel y la Virgen,
la Virgen frente a un Arcángel.
"No temas, dulce María,
entre incontables millares,
Dios se enamoró de tí:
serás Virgen, serás Madre..."
"Soy la esclava del Señor..."
Y una lluvia mansa y suave
va impregnando de humildad
los campos, montes y valles.
Un sí total y fecundo
se escucha en tierras y mares,
un sí que llega a los cielos
y que sus puertas nos abre.
Y ante el hágase glorioso,
Dios ya es carne de su carne;
sangre caliente de Dios
bulle por su misma sangre.
El Infinito, el Eterno,
el que en los cielos no cabe
ha estrenado corazón
y para nosotros late.
Paquita Sánchez (Orar la Vida, marzo 2009)
Nadie duda de la belleza de la Anunciación: ese misterio de la fe que nos hace hijos de María porque somos hermanos de Jesús, Dios encarnado en hombre. Y aquí estamos en estos días, discutiendo de cuántas semanas debe tener un feto para asesinarle: no creo que en la actualidad hayan más dificultades que las que pudo pasar María, llevando en su seno un Hijo cuando aún "no conocía varón". ¡Eso sí es duro! ¿Qué hubiese sucedido si S. José no hubiese creído al Señor en su sueño?.
La vida en sí es un misterio, hermoso, difícil de entender, duro de bregar, lleno de escollos, alegrías, dolor. Todo cabe en la vida y existe desde que las células llevan la carga genética de los progenitores. Defendámosla, pues, en todos sus estadíos: seremos más humanos sencillamente.
1 comentario:
Marisela:
Excelente escrito, gracias por el escrito y el poema, están lindos.
Te envío un abrazo desde Chile. Y, perdona por "perderme" un tiempo, pero ya comienzo a releerte más seguido.
Saludos y bendiciones para ti.
Francisco.
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