Audiencia General del miércoles 29 de noviembre de 1995
"...La doctrina mariana puede iluminar los múltiples modos con los que la vida de la gracia promueve la belleza espiritual de la mujer. Ante la vergonzosa explotación de quien a veces transforma a la mujer en un objeto sin dignidad, destinado a la satisfacción de pasiones deshonestas, María reafirma el sentido sublime de la belleza femenina, don y reflejo de la belleza de Dios.."
Te doy gracias, mujer-madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida.
Te doy gracias, mujer-esposa, que unes irrevocablemente tu destino al de un hombre, mediante una relación de recíproca entrega, al servicio de la comunión y de la vida.
Te doy gracias, mujer-hija y mujer-hermana, que aportas al núcleo familiar y también al conjunto de la vida social las riquezas de tu sensibilidad, intuición, generosidad y constancia.
Te doy gracias, mujer-trabajadora, que participas en todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural, artística y política, mediante la indispensable aportación que das a la elaboración de una cultura capaz de conciliar razón y sentimiento, a una concepción de la vida siempre abierta al sentido del « misterio », a la edificación de estructuras económicas y políticas más ricas de humanidad.
Te doy gracias, mujer-consagrada, que a ejemplo de la más grande de las mujeres, la Madre de Cristo, Verbo encarnado, te abres con docilidad y fidelidad al amor de Dios, ayudando a la Iglesia y a toda la humanidad a vivir para Dios una respuesta «esponsal» que expresa maravillosamente la comunión que El quiere establecer con su criatura.
Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu femeneidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas.
Te doy gracias, mujer-esposa, que unes irrevocablemente tu destino al de un hombre, mediante una relación de recíproca entrega, al servicio de la comunión y de la vida.
Te doy gracias, mujer-hija y mujer-hermana, que aportas al núcleo familiar y también al conjunto de la vida social las riquezas de tu sensibilidad, intuición, generosidad y constancia.
Te doy gracias, mujer-trabajadora, que participas en todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural, artística y política, mediante la indispensable aportación que das a la elaboración de una cultura capaz de conciliar razón y sentimiento, a una concepción de la vida siempre abierta al sentido del « misterio », a la edificación de estructuras económicas y políticas más ricas de humanidad.
Te doy gracias, mujer-consagrada, que a ejemplo de la más grande de las mujeres, la Madre de Cristo, Verbo encarnado, te abres con docilidad y fidelidad al amor de Dios, ayudando a la Iglesia y a toda la humanidad a vivir para Dios una respuesta «esponsal» que expresa maravillosamente la comunión que El quiere establecer con su criatura.
Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu femeneidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas.
Hoy es un día para meditar en todo eso que dijo Juan Pablo II, pues muchas veces pareciera que la Iglesia se opone al desarrollo de la mujer en general y no es así: la Doctrina, la Biblia y los Padres, además de la Tradición, nos hablan del papel tan importante y muchas veces, decisivo, que ha tenido la mujer en la historia de la salvación. Hoy ese papel se ve reforzado por la incorporación de la mujer a actividades propias de los hombres, hechas para ellos y que son desempeñadas con total soltura por nosotras, mujeres del hoy, que éramos el futuro ayer. Pero las mujeres del mañana, que andan hoy en pañales y gateando, tendrán que asumir su rol dentro de la sociedad, tendrán que ser firmes en sus decisiones, tendrán que luchar para que no se impongan leyes de muerte, luchar para que sus hijos sean educados, no aleccionados ideológicamente. Las mujeres a las que hoy criamos deberán luchar por la vida sin descanso, sin complejos, sabiendo que el papel de la mujer es ese: dar vida, ser la base de la familia, ser el pilar en que se asienta cualquier sociedad. No importa lo lejos que llegue el hombre por la ciencia, la tecnología, el desarrollo económico o social, todo eso no valdrá nada si se aprueban leyes que van en contra de la vida, en contra de la mujer.
Hoy les digo a mis semejantes: ¡MUJER: NO TE DEJES ENGAÑAR POR LEYES PROCLAMADAS POR BOCA DEL HOMBRE!
¡Que la Virgen acoja hoy a todas las mujeres del mundo y las guíe y apoye en el camino de la vida.!
3 comentarios:
Gracias por esta entrada, por recordar las palabras de Juan Pablo II y por la preciosa imagen que ilustra el post. Estoy de acuerdo con tu reflexión. La mujer del mañana tendrá una responsabilidad vital, como la ha tenido hasta ahora. Es importante que no se deje engañar ni admita todas estas leyes que pretenden “ayudarla”, pero que destruyen su propia razón de ser.
Querida Marisela: que texto tan bonito de Juan pabloII. siempre fue un gran defensor de la Mujer.
¿Leiste su encíclica "Mulieres Dignitatis", fue maravillosa.
Me ha gustado mucho que celebrases de esta forma el Día de la Mujer. Hace falta una mujer nueva que asuma todos los riesgos de esta sociedad, pero con espíritu cristiano.
Gracias, un beso
Eligelavida: es cierto que es una foto preciosa y me gustó porque yo estuve en Fátima y me acordaba de esa pose del Papa, así que la escogí por el significado y el menaje que siempre nos dio a las mujeres.
Militos: sí leí la Encíclica, deberían leerla las feministas que andan diciendo que la Iglesia no se ocupa de las mujeres. Es un canto de agradecimiento a los esfuerzos, muchas veces callados, de las miles de mujeres que son madres, esposas e hijas. A tí hay que felicitarte por todas esas cosas...
Saludos y bendiciones para todas las mujeres que lean este post.
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