viernes, 10 de abril de 2009

Jueves Santo: Cena del Señor.



De pronto Jesús ardió en amor, se levantó de la mesa

y comenzó a poner en obra los misterios

y a llevar a buen término la verdadera Pascua.

La Iglesia recibe de Él el mandato de conmemorar

al Cordero que antes de morir por nosotros

nos deja su cuerpo y su sangre.

¡Oh noche maravillosa, en la que fueron revelados los misterios,

quedó sellada la Antigua Alianza

y enriquecida la Iglesia de los Gentiles!.

Bendita seas, hora augusta, en que fue consagrado el pan y el vino.


San Efrén.

3 comentarios:

ARCENDO dijo...

Bendita sea aquella hora. Q Dios te bendiga. Besos

Salvador Pérez Alayón dijo...

El lavatorio de los pies es la mayor humillación del hombre frente a otro. Así, Pedro se negó a que JESÚS se los lavara, ¡y que gran prueba de Amor! Si no me permites hacerlo, no serás de los míos.
DIOS nos ama hasta ese extremo, de ponerse a nuestro servicio. Ese es el gran Misterio que nunca podremos entender hasta estar en su presencia.
Un abrazo.

Magicomundodecolores dijo...

Dios nos ama hasta el extremo para enseñarnos a amar de la misma forma.
Que Dios les bendiga y les proteja.